
Juan Antonio Jiménez, Diplomado en Trabajo Social y Licenciado en Sociología. Vocación al servicio del ciudadano.
No hay nada como ejercer una profesión que te gusta, y hacer de ello tu pasión. Tenerlo claro desde el bachillerato es determinante para elegir el camino adecuado en la Universidad. Es el caso de Juan Antonio, que eligió una diplomatura en Trabajo Social, sobre todo <<por su diversidad funcional y de actividades en ámbitos como la discapacidad, inmigración, violencia de género o drogadicción>>. Está claro que hay personas a las que ayudar a los demás, y en el caso de Juan Antonio va en su ADN, ya que, si no hubiera podido ser trabajador social, nos cuenta, se hubiera inclinado por la medicina o la psicología. Y quién sabe, es algo que a día de hoy todavía no descarta.
Poco a poco, a medida que han pasando los años, la figura del trabajador social se ha ido clarificando dentro de la sociedad y se ha consolidado como <<el primer referente cuando surgen problemas familiares o personales>>, aunque, nos cuenta, todavía falta información. <<A veces nos identifican como el que quita los hijos a las familias y va a las casas para decidir si la situación está bien o no, pero el trabajador social tiene muchos más ámbitos de actuación>>.
Claro que no todo es elegir una profesión que te gusta, estudiar 4 o 5 años de carrera y encontrar trabajo. Antes hay que hacer mucho hincapié en formarse y especializarse. En este caso, Juan Antonio, lo hizo a través de diversos cursos en violencia de género, inmigración o discapacidad. <<Dos meses antes de terminar la carrera, me llamaron para trabajar>>, afirma, por lo que la formación complementaria tiene un papel determinante en la inserción laboral.
“Las familias me transmiten su dolor”
En la actualidad, Juan Antonio es trabajador social en Astrapace, una asociación que se dedica a la atención y tratamiento de personas con parálisis cerebral y patologías afines, y que cuenta con unidades de centro de día para personas con dependencia, así como servicios de atención temprana o a la unidad escolar. Detrás de ello hay un gran equipo humano. Su trabajo se centra en las familias, ayudarlas y asesorarlas, y junto a logopedas, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y educadores forman el equipo necesario para el correcto funcionamiento de Astrapace. <<Una vez las familias son derivadas desde el hospital, soy la primera persona que las atiende. A veces llegan con un estado de shock y duelo que tienen que superar, y mi trabajo consiste en facilitarles mecanismos, métodos, o por ejemplo asesoramiento en cuanto a las solicitudes del grado de discapacidad. Las familias me transmiten su impotencia, frustración, tristeza o inseguridad, y tengo que ser muy prudente a la hora de comunicarme con ellas para que no se vengan abajo>>
La actividad diaria de Juan Antonio es frenética. Asesoramiento a familias, tramitación de ayudas o la gestión del programa CaixaProInfancia, que gestiona recursos para las personas que están en riesgo de exclusión social ocupan su jornada. Es precisamente con este programa, tras realizar una primera entrevista a la familia y valorar el coste del tratamiento necesario, con el que gestiona la prestación adecuada. <<Este programa es muy complejo, hay muchos tipos de ayudas, y según sus ingresos y situación, me encargo de realizar un estudio del caso. Tengo que hacer visitas domiciliarias para asegurar el correcto aprovechamiento de las ayudas>>.
Para todo esto los recursos económicos son necesarios, tanto públicos como privados, y aunque Juan Antonio reconoce que los mismos nunca son suficientes, es cierto que <<tanto la administración pública, como la sociedad, se está mentalizando en que los problemas económicos que conlleva una persona que tiene discapacidad, son mayores a los de una que no la tiene. No es un ámbito que esté abandonado, como otros que tienen menos recursos>>. Hay veces que por falta de estos recursos no es posible que un usuario inicie un tratamiento necesario, y ahí, el papel de Juan Antonio es fundamental <<Me niego a que esos menores se queden sin su tratamiento de logopedia o fisioterapia por falta de recursos. Me esfuerzo al máximo, pero en ocasiones es imposible conseguir el dinero por ningún sitio, y a veces es frustrante>>
“No somos salvadores del mundo”
Un trabajo de estas características, donde el contacto con los problemas de las personas es constante, puede llegar a hacer mella en el ámbito personal. <<En los primeros meses, e incluso años me afectaba ver ciertas situaciones familiares, no poder ayudarles, pero en realidad, no somos salvadores del mundo, somos gestores de recursos. Intento no llevarme los problemas a casa, aunque ciertamente hay situaciones que te llegan>>. No siempre, esa falta de recursos es entendible por todos. <<Cuando llega una persona que emocionalmente no está bien, con un grado de drogodependencia o alcoholismo alto, e intentas explicarles la situación, a veces no entran en razón, y te amenazan o te sacan un arma blanca>>.
A fin de cuentas, todas las profesiones tienen sus pros y sus contras, sus cosas bonitas y menos bonitas, pero siempre hay que entregarse, reciclarse y reinventarse. <<La imagen del trabajador social necesita crecer, y luchar por conseguir los recursos necesarios para seguir ayudando a las familias que lo necesitan>>.